Tuesday, October 8, 2013

Ella habla dormida

Patricia habla dormida. Cuando la tengo acostada al lado la escucho tener extensas conversaciones con personas que luego no recuerda cuando está despierta.  Tengo la sensación de que está viajado cuando sueña;  pero no viajando como solemos viajar o esos sueños que estamos desnudos o comiendo con nuestra abuela ya fallecida, sino que ella viaja para poder conversar. Cuando se despierta siempre lo hace cansada, le duelen los labios y la mandíbula entera. Por eso dice que los besos a la mañana no son sus favoritos ¡claro! si tiene toda la boca seca de haber pasado las seis horas que duerme hablando hasta hartarse. A veces la escucho reír de algún comentario que esos interlocutores  imaginarios le están diciendo. Pero de la misma manera que ríe, también llora; le he visto llorar por horas a moco tendido. Primero contrae las cejas, esas negras cejas que tiene, luego hace una mueca con el labio inferior y a los tres segundos ya está llorando. La envidio realmente o envidio la situación. Ojalá yo pudiera hablar con ella con la misma profundidad que lo hacen esos seres que comparten sus noches. Yo la tengo por las mañanas y las tardes,  pero quisiera que las noches sean mías también. Solo me pertenece una porción de su tiempo y nunca sus más subterráneos sentimientos. A mí me deja las sobras, lo que queda para después. Creo que me molesta. Odio que sueñe. Odio que me deje afuera. Bah, creo que la odio a ella.

Tuesday, October 1, 2013

La división del mundo




El mundo en el que vivo está dividido en dos: los que viven en la calle y los que viven en casas. Hubo una época en que yo vivía en una casa, pero no me di cuenta de que la podredumbre estaba ingresando por debajo de las raíces. Poco a poco, sin notarlo, una humedad pegajosa y repulsiva fue carcomiendo los cimientos de mi casa. Justo justito cuando yo la había dejado tal y como la quería. Le había comprado ventanas nuevas, unas grandes ventanas. Cortinas
que hacían juego con el mantel y el centro de mesa que conseguí  en un pequeño bazar  cerca de la casa de Mabel. La humedad pegajosa y repulsiva fue implacable con mi colección de muñecas de porcelana. Los vestiditos bordados de pintitas se llenaron de hongos malolientes y cuando quise detener el deterioro ya era demasiado tarde. La humedad pegajosa había comido todo. Fueron en vano mis intentos de pararla. Me atacó cuando menos lo esperaba. Se fue formando  alrededor de mi cama hasta que la tuve encima, durmiendo conmigo, pegada a mí. Nuestra respiración se mezclaba y ya no era mi aliento el que inundaba la reducida casita, sino el de ella. Cuando yo hablaba, era la humedad quien elegía las palabras. Cuando yo reía, era ella quien contaba los chistes. Cuando yo cavilaba era ella quien seleccionaba los pensamientos que se introducían en mi cabeza. Cuando te besaba, no era yo, era ella. La humedad pegajosa y repulsiva se apoderó de todo y no pude hacer nada para evitarlo. Vos tampoco hiciste nada, así que la dejamos ser. Dejamos que la humedad repulsiva y pegajosa nos envolviera y nos volvimos mohosos y me dejaste. Ahora vivo en la calle, oxidada, solitaria, rota. Intento no pensar en mi casita, en nuestra casita pero a veces se me hace imposible.

Monday, September 2, 2013

Juego de Adultos




No, no y no. Mañana mejor. Vamos a jugar y no pensar en que ya no estará. Podemos amasar, apretar y morder pero ambos sabemos que es mejor jugar. Vamos a volver y desearnos porque hoy conmigo no se puede estar. Mañana te vas a sentir mejor porque así son las cosas. Mañana volví a verte y fue lo más hermoso de la hora justa; porque cuando la hora es justa tus ojos se vaporizan y por fin pueden verme con claridad. 

Monday, August 19, 2013

Culpables juntos

Seamos culpables juntos. Miremos para otro lado y hagamos de cuenta que no hace frío afuera. Podemos recorrer cada parte de nuestros cuerpos mientras los hambrientos lloran de dolor. Seamos culpables de que nos importe una mierda. Solo quiero que me lleves el desayuno a la cama, con tostadas de ser posible. Tengamos una vida hedonista, llena de placer y de sexo. Vivamos llenos de besos y caricias porque somos culpables.
Tus palabras te hacen culpable
Tus deseos te hacen culpable
Tu boca te hace culpable
Tus ojos son culpables
Tu lengua es culpable

Nacimos culpables, siempre culpables. Tus dedos son culpables por tocarme y mi piel es culpable por dejar que la toques. Permanezcamos culpables mientras esta mentira de amor siga en pie. Mientras seamos jóvenes, mientras los demás se pudran y mientras la culpa nos siga consumiendo el alma.

Saturday, June 29, 2013

La mano en el dulce de leche

Es una sensación nueva, ¿sabés? Es como meter la mano en dulce de leche, te encanta al principio pero lo mejor de todo es sacar la mano y empezar a chuparte los dedos. ¿Cómo se hace para mantener esa sensación? me preguntaste una noche, y te respondí que lo mejor es no dejar de hacerlo, aunque eso signifique que nos perdamos en un minuto. “Ya nos perdimos” me dijiste, porque estas cosas son así, suceden como sucede que hoy llueve. El frio nos hizo un favor. No fue el inverno, sino el frio que sentíamos por dentro hizo que buscásemos calor. O por lo menos el mío. Mi frio se juntó al tuyo. ¿Cómo hacés para parecerte al pasado? Te pregunté, pero me dijiste que no eras el pasado, que eras el ayer y que eso no es lo mismo. A veces te miro con desconfianza, y vos me mirás como no entendiéndome. Una combinación algo extraña y atrayente. Entre sábanas nos descubrimos y nos buscamos. Yo no estaba buscando y ¿vos?, la verdad no lo sé. Hoy sé poco. Vos sabés un poco más porque sos más grande, pero la cantidad no es cualidad, me dijiste y me dejaste pensando. Mis dedos se sientes raros cuando te tocan, es como si estuviese tocando el aire, el viento, el frio. Te atrapo entre mis piernas y me hacés reir. Mi risa queda impregnada en tus paredes. ¿Qué hora es? me preguntás y me acurruco en tus brazos haciendo de cuenta que no te escuché.

Monday, May 27, 2013

Desvestir los ojos

Siente los pasos desvanecerse en el eco de la tarde, una tarde como cualquiera. Aburrida, tibia. No hay nada en la televisión. La heladera está llena de comida pero no tiene boca para poder comerla. Los estantes están llenos de música, pero no tiene oídos para escucharla. La cama está llena de cuerpos pero no tiene manos para tocarlos. Quiere desvestir los ojos, quiere sacarles la ropa para dejarlos desnudos. Tiene una máscara con una boca dibujada, detrás de la máscara hay un vacío, un agujero y una cortina de plush. Recuerda el día en que tuvo miembros, en que tuvo boca, en que tuvo oídos, en que tuvo manos. Hoy solo tiene un agujero por donde se le escapa el viento, su hálito vital. Vomita hojas secas por su orificio sin labios. Llora dolores arcaicos que ya no recuerda. Piensa en el tiempo en que fue feliz y la melancolía se le mete entre los dedos. Hoy podés verlo ahí, sigue llorando y vomitando, en una eterna tarde tibia.